miércoles, 2 de noviembre de 2011

ÁNGELES

Extraído del libro “Zafiros del Morya”
¡La Hueste Angélica es un verdadero gozo para Mí porque su naturaleza es la obediencia amorosa a Dios y a sus mensajeros, en todo momento!
Entre los ángeles no existen argumentos de "razón" y "lógica" que causen vacila­ción y retraso en su servicio. De ese modo, la energía es economizada y utilizada para el desarrollo y cumplimien­to del Plan Divino en cada esfera en la cual ellos sirven.
Todos ángeles saben que la Voluntad de Dios es el bien, y se apresuran a llevar las "buenas nue­vas" a dondequiera que son enviados a servir. Esto ciertamente contrasta deliciosamente con el servicio que la humanidad a veces presta con mala disposición, agotando frecuentemente sus energías considerando los "pro" y los "contra" de cada sugerencia hecha por los Grandes Seres, hasta que el momento cósmico del cumplimiento pasa de largo y el servicio que pudo haber sido realizado se deja sin hacer. ¡Dios bendiga a los ángeles! ¡Yo los amo a cada uno!
La obediencia a Dios, el creador de todo bien, es la naturaleza de la hueste angélica.
La absoluta fe en el "pleno poder" de Dios para hacer los así lla­mados "milagros", es su sentimiento.
Por respeto al libre albedrío elegido por los individuos encarnados sobre la Tierra, solo son atraídos por aquellos que pueden creer en ellos, los aman y desean servir con ellos. Su innata cor­tesía no les permite actuar en los mundos de aquellos que los rechazan. Así, una mayor conciencia de su presencia y una demanda siempre en expansión de su asistencia es un magneto muy poderoso que los atrae cerca de la gente de la Tierra, y particularmente, de esos que desean tener un contacto concierne con su radiante presencia.
Entre sus muchas y diversas ocupacio­nes, es sabio para el chela desarrollar en la conciencia de aquellos que vie­nen dentro del compás de su esfera personal de influencia, un conocimiento concierne de estos ayudantes invisibles (para el ser humano) pero poderosos.
Esto puede ser hecho más eficazmente cuando el chela mismo ha aceptado en sus propios, sentimientos la existencia la presencia de los ángeles.

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