jueves, 13 de octubre de 2011

EJERCICIOS DE CURACIÓN


Ejercicio 1A
           Para curarse a sí mismos, lo fundamental es experimentar apartando "la personalidad" del camino y dejar que Dios haga la curación. Existe una tremenda Voluntad en el Universo que cuando se libera mediante la atención, proporciona un formidable ímpetu de perfección; en este caso, de salud perfecta. Llegar a estar en perfecta armonía con esa fuente de la Voluntad es fundamental para la curación. "Tu Voluntad sea hecha en y a través de mí, ahora"
           Para que la atención se desvíe de la enfermedad o del dolor, comiencen colocando su cuerpo físico en un lugar seguro, confortable, en donde ustedes no estén expuestos a interrupciones. Mantengan su espina dorsal recta y las extremidades sin cruzar (esto puede hacerse de pié, sentado o acostado). Comiencen a respirar profunda y rítmicamente, llenando de aire primero su abdomen y cuando éste no pueda expandirse más, dejen que el aire vaya subiendo desde su abdomen hacia el tórax y hasta los hombros. Coloquen una mano sobre su abdomen y la otra en el pecho para que sientan este movimiento vibratorio. Luego, con bondadoso control, dejen salir el aire lentamente, impulsándolo hacia afuera con los músculos abdominales (sientan la flexión de estos). Entonces inicien de nuevo el ciclo llenando el abdomen hasta donde puedan permitiendo que el aire suba hasta el tórax y salga de nuevo lenta y completamente. Respiren por la nariz tanto como sea posible. Practiquen esta respiración rítmica hasta que sea muy fácil para ustedes sostener un ritmo sin necesidad de cobrar aliento ni de preocuparse por sensaciones extrañas, tales como mareos o corazón acelerado, que pueden ser comunes al principio. No son peligrosas. Ustedes simplemente están superando la respiración anormal (de muchos años y probablemente de muchas encarnaciones) y sus cuerpos necesitarán reajustarse. Se trata de una readaptación muy segura para el organismo y necesaria para los subsiguientes cambios. Lo mejor es un programa regular de ejercicios respiratorios (por ejemplo: cada mañana y cada noche) sin embargo, también pueden ser practicados en cualquier momento y lugar durante períodos cortos. Cada vez que terminen el ejercicio pidan a su Presencia Electrónica (que USTEDES SON) que sostenga este ritmo a través de sus cuerpos físicos todo el tiempo.
Ejercicio 1B
           Cuando tengan un sentimiento de tranquilidad asociado con la respiración profunda y esto ya no sea una lucha, comiencen a incluir las visualizaciones.
           Recuerden, primeramente, que el aire que respiran de la atmósfera es un regalo del Espíritu Santo Cósmico. Su aliento sale y crea una atmósfera alrededor de cada planeta no sólo para sostener la vida, sino para hacer prosperar el crecimiento espiritual. Allí estriba el misterio del prana. Luego el Señor Mahá Chohán sirve cuidando que la atmósfera sea conservada, limpiada y purificada, usando el Reino Elemental de tal forma que el Aliento Flameante de Dios esté disponible para toda vida sobre la Tierra. Cuando respiramos, tomamos de la sustancia de la vida eso que se ha originado para nosotros directamente desde nuestro Dios Padre-Madre a través del Espíritu Santo. Es un eslabón directo con la vida pura de Dios. Es una parte tangible del Mar Eterno de la Vida y ustedes viven, se mueven y respiran en ella. No existe una célula de su ser que no contenga este núcleo de pura Luz y Vida de Dios.
           Luego visualicen, con cada respiración, que sus pulmones absorben esta Sustancia Luz Universal como si estuvieran llenándose con un gas resplandeciente. A medida que continúen su ciclo de respiración, permítanle expandirse hacia dentro de su pecho...y luego hasta el área de su cabeza y mente...que alcance sus extremidades...que baje hacia sus órganos internos y que continúe bajando hasta los dedos de sus pies. Siéntanse a sí mismos llegando a estar más livianos (i-lu-mi-na-dos). Relájense dentro de su Mar de Luz Resplandeciente. Si hay cierta parte del cuerpo enferma, concentren el aliento a través de la atención en ese punto y vean y sientan esa área resplandeciendo más brillantemente con cada nueva respiración. Ésta es la antigua tradición del Oriente, de la concentración del aliento para la curación. Practiquen regularmente esta corta visualización a medida que avancen en su trabajo sobre la respiración.
Maestro Hilarión
Libro: Un Manual de Curación

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